viernes, 4 de febrero de 2011

A MI RITMO


corriente electrica recorre mi cuerpo

desprendo energia en cada movimiento

libre me siento al compas del sonido

mis brazos y piernas son mi unico sentido.


cierro los ojos y me dejo llevar

se que el ritmo jamas me va a fallar

en esos momentos nunca me canso

atraves del baile es como me recargo.


disfruto de lo que hago y sin pensar en los demas

si es cuestion de musica no creo que la pueda cagar

representacion de mi vida es lo q muestro

soul para tristeza y algo de rock si estoy mas contento


el oido me inicia y los pies continuan

reaccion en cadena es lo que me gusta

house, salsa, paxangueo o hip hop

da igual lo que te echen solo tienes que tener FLOW.








jueves, 3 de febrero de 2011

ADMIRABLE ^^

Hay un charco de lágrimas donde leo los tebeos de mi
fascinación y una etapa de recreos donde aprendí a
caminar. Gol.
Quedan a mis espaldas, creo, tus jadeos en mi cuello.
Ser pequeño puede estar tan lejos. Ser pequeño es digno
de admiración.
Signo de admiración, te quiero, signo de admiración y
cierro: los ojos, la boca, los miedos, los huesos.
Signo de admiración y abro: vamonos… Vamonos a pintar
la ciudad de rojo, regalar sonrojos, quitar el cerrojo.
Vamonos… Vamonos al ascensor parado, al vagón de metro,
al mejor momento, vamonos.
Signo de admiración y cierro otra puerta y adiós decepción.
Signo de admiración y abro otra opción y entra la sangre
y cierro otra puerta que abres con la radiografía de
mi corazón.
Joder, ¡y eso que aun no te conozco!
Quiéreme, manifiéstate de súbito, choquémonos como por
arte de mágico en el Bukowski un miércoles.
Pidámonos disculpas, intentemos tirar el muro gélido
diciéndonos las cuatro cosas típicas. Invitémonos a bebidas alcohólicas.
Escúchame decir cosas estúpidas y ríete. Sorpréndete
valorándome como a oferta sólida.
Y a partir de ahí, quiéreme. Acompáñame a mi triste
habitáculo.
Relajémonos y pongamos música.
De pronto, abalancémonos como bestias indómitas.
Mordámonos, toquémonos, gritémonos.
Permitámonos que todo sea valido.
Y sin parar follémonos. Follémonos hasta quedar afónicos,
follémonos hasta quedar escuálidos.
Y al otro día, quiéreme.
Unamos nuestro caminar errático descubramos restaurantes
asiáticos, compartamos películas,
celebremos nuestras onomásticas regalándonos fruslerías
simbólicas.
Comprémonos un piso. Hipotequémonos.
Llénenoslo con electrodomésticos y regalémosle nueve
horas periódicas a trabajos insípidos que permitan llenar el frigorífico.
Y mientras todo ocurra, solo quiéreme.
Continúa queriéndome mientras pasan hespiditas las
décadas dejando que nos arrojen al hospital geriátrico.
Inválidos, mirándonos sin más fuerza ni dialogo que
el eco de nuestras vacías cáscaras.
Quiéreme para que pueda decirte cuando vea la sombra
de mi lápida
“Ojalá, ojalá como dijo aquel filosofo, el tiempo sea
cíclico y
volvamos reencarnándonos en dos vidas idénticas y
cuando en el
umbral redescubierto de una noche de miércoles
pretérita tras
chocarme contigo, girándote, me digas: uy, perdóname,
ruego que
permita al Dios autentico que recuerde el futuro de
este cántico, y
anticipándolo, pueda mirarte directo a los ojos y
conociéndolo muy
bien, sabiendo el de venir de futuras esdrújulas,
destrozando de un
pisotón mi brújula te diga: Solo quiéreme”.
Vamonos, vamonos a pintar la ciudad de rojo, regalar
sonrojos, quitar el cerrojo a esta puta prisión.
Vamonos, vamonos al ascensor parado, al vagón de metro,
al mejor momento que encuentre el amor, vamonos.
Signo de admiración y cierro otra puerta y adiós decepción.
Signo de admiración y abro otra opción y entra la sangre
y cierro otra fuerte que abres con la radiografía de mi corazón.
Joder, ¡y eso que me muero de ganas de poder conocerte!